ORACIONES
PARA CADA DÍA
Per
signum Crucis, (†) de inimicis nostris, libera nos, (†) Deus
noster. (†)
In
Nomine (†) Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amén.
Señor
mío Jesucristo.
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocaciones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
Amén.
Oh
Virgen Santísima, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a
cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te rogamos nos
alcances fortaleza para sufrir por nuestros pecados, como tú
sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando nuestras
pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de
nuestro deber de estado por el camino la vida, caminando en pos de
Nuestro Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre
Nuestra, al pie de la cruz de tu Hijo, vivamos siempre y muramos
contigo, redimidos y santificados por la Sangre Preciosísima de
Nuestro Redentor. Amén.
1ºDolor
La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
Oh
Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste cuando el anciano Simeón
te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los
sufrimientos de Jesús; te acompañamos en este dolor y te suplicamos
no permitas que nos encontremos entre los mundanos enemigos de tu
Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la
reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para quienes Él será resurrección y vida. Amén.
Ave
María.
2ºDolor
La huida a Egipto con el Niño Jesús y San José.
La huida a Egipto con el Niño Jesús y San José.
Oh
Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y
ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos
vida, te acompañamos en este dolor, y te rogamos nos libres de toda
ambición y soberbia. Y concédenos que, en vez de arrojar de nuestro
lado a tu Hijo, le llamemos, y, pospuestos todos nuestros intereses,
le hagamos reinar en nosotros y nuestras familias, siendo sus fieles
y obedientes vasallos, para reinar con él en la gloria. Amén.
Ave
María.
3ºDolor
La pérdida de Jesús.
La pérdida de Jesús.
Oh
Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo
en Jerusalén y estuviste tres días buscándole con el Señor San
José, te acompañamos en tu dolor, y te suplicamos que no permitas
le perdamos por el pecado y que, si le perdemos, le busquemos con
arrepentimiento, y buscándole, le hallemos con la sincera confesión,
y le conservemos con verdadera religión. Amén
Ave
María.
4ºDolor
El encuentro con Jesús cargando la cruz, camino del calvario.
El encuentro con Jesús cargando la cruz, camino del calvario.
Oh
Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando por la calle de la
Amargura acompañaste a tu Hijo cargado con nuestras culpas; Él, que
era creador de la vida y que aceptó por nosotros sufrir este
desprecio tan grande de ser condenado a muerte y muerte de cruz,
después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo
verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; se humilló hasta lo
indecible, para levantarnos a nosotros del pecado, te acompañamos en
este dolor, llevando la cruz que su providencia nos ha dado, con
humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las
molestias que vengan del prójimo. Amén.
Ave
María.
5ºDolor
La crucifixión y la agonía de Jesús.
La crucifixión y la agonía de Jesús.
Oh
Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste y el dolor que
sentiste al ver la crueldad de clavar en las manos y pies a tu
amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos
vida a nosotros; considerando que tú misma también te sentirías
morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y,
por los méritos del mismo, concédenos aprovechar de los frutos de
su pasión, que seamos cristianos verdaderos, crucificados con
Cristo, y que recibamos como una honra el padecer y sufrir algo por
Él, y practicar sus preceptos. Amén.
Ave
María.
6ºDolor
La lanzada y descendimiento de la cruz.
La lanzada y descendimiento de la cruz.
Oh
Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste y el dolor que
sentiste al ver al soldado Longinos atravesar con la lanza el Sagrado
Corazón de tu Hijo, desde donde manó sangre y agua, recordándonos
de este modo, que así como del costado de Adán dormido en el
Paraíso fue formada Eva, su esposa, así del costado de Cristo
muerto en la cruz fue formada la Iglesia, esposa suya, te acompañamos
en este dolor. Y por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, haz
que sepamos amarlo como El nos amó. Amén.
Ave
María.
7ºDolor
El entierro de Jesús y la soledad de María.
El entierro de Jesús y la soledad de María.
Oh
Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste al recibir a tu Hijo
muerto, por las lágrimas que derramaste al acompañarlo a la
sepultura y dejarle allí, te acompañamos en tu dolor y te
suplicamos nos alcances el perdón de nuestras culpas, que fueron la
causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en
nuestra memoria y corazones, como testimonio de su amor, para que le
amemos hasta la muerte y nos conceda morir con los auxilios de la
religión, ser sepultados entre los fieles difuntos, para que, en el
día del juicio, merezcamos resucitar con los verdaderos cristianos y
ser llevados a la derecha de Cristo. Y, por los méritos del mismo,
concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te
pedimos en este triduo.
Oh
Virgen Dolorosa, concédeme que así como tú, por tus dolores,
recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como Reina gloriosa
de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada
con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Él.
Concédeme, oh Reina de los mártires, vivir en la cruz con
paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con
gloria. Lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, Salvador del mundo, que
vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.
San
José, glorioso patrono de la buena muerte, rogad por nosotros.
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